Si hay algo que ha quedado más que confirmado es que los fabricantes de dispositivos electrónicos no están haciendo todo lo posible por ofrecer una mayor durabilidad a sus productos. Al fin y al cabo cuanto menos te dure mas pronto tendrás que comprar uno nuevo y acrecentar las arcas de estas empresas. Esto no solo es un problema económico, si no también medioambiental al generarse una ingente cantidad de desechos muy contaminantes y no siempre fáciles de reciclar.
Desde la Unión Europea están luchando para conseguir un mercado tecnológico más sostenible, comenzado por apostar por obligar a que todos los fabricantes ofrezcan un puerto de carga común, escogiendo el estándar USB tipo C para ello, al tiempo que buscan un menor consumo al exigir que se eliminen productos como los cargadores de los empaquetados. La intención es que tengamos solo los cables y cargadores necesarios, sin duplicidades y el desperdicio que ello conlleva.
Sin embargo el organismo europeo no se conforma con esto y según se ha dado a conocer desde ArsTechnica, están preparando nuevas medidas para prolongar la vida útil de dispositivos como los smartphones. En un nuevo borrador publicado por la Comisión Europea dentro del Plan de Acción de Economía Circular 2020 y en línea con los objetivos del Pacto Verde Europeo sobre el uso eficiente de los recursos, se ha abierto un periodo de consultas desde el 31 de Agosto hasta el 28 de Septiembre de un proyecto para lograr smartphones y tabletas más sostenibles.
En este proyecto presentado a la Unión Europea se quiere conseguir que los fabricantes de móviles y tabletas pongan a disposición de usuarios y profesionales los kits, piezas y manuales necesarios que permitan reparar los dispositivos durante al menos 5 años. Aquí marcas como Apple, Samsung o Google ya se han adelantado, pero aún siguen siendo una minoría. En este aspecto la UE especifica que estos kits deberían prestar soporte para la batería, la pantalla, cámaras, puertos de carga, botones mecánicos, micrófonos, altavoces y los ensamblajes de bisagras (incluso para teléfonos plegables y tabletas).
Imagen de Bruno /Germany en Pixabay
El proyecto anima a los fabricantes a ofrecer una duración de batería de 1.000 ciclos reteniendo al menos el 80% de su capacidad, algo que marcas como OPPO están incluso llegando a 1.600 ciclos, pero que otras como Apple apenas superan los 500 ciclos.
Esta iniciativa busca no solo aumentar la vida de los componentes, si no también del software que los sustenta. La Unión Europea quiere que los fabricantes aseguren las actualizaciones para todos sus dispositivos durante al menos 3 años para actualizaciones de funcionalidad (del sistema), mientras que los parches de seguridad deberían estar disponible por al menos 5 años. Esto se debería hacer además con un plazo de dos a cuatro meses tras el lanzamiento de dichos parches, algo que actualmente es casi una quimera en Android.
De salir adelante estas propuestas supondrían un antes y un después en la agenda medioambiental de la UE, además de un reto para las empresas tecnológicas y fabricantes. Esto podría suponer que se viesen obligados a pensar en el lanzamiento de menos productos pero más duraderos, algo que evitaría la creciente creación de desechos que tarde o temprano nos van a pasar factura.