Que los astronautas están echos de otra pasta es algo que pocos dudan. Un ejemplo lo hemos podido ver hoy en el lanzamiento del cohete ruso Soyuz MS-10, que a los pocos minutos de su despegue ha sufrido una avería y ha tenido que hacer un aterrizaje de emergencia.
En la nave rusa, con destino hacia la Estación Espacial Internacional, viajaban los astronautas: el astronauta Nick Hague de la NASA y el cosmonauta Alexey Ovchinin de la agencia espacial rusa Roscosmos. Poco después de iniciado el despegue se detectó un problema en el servomotor, lo que aconsejó abortar el lanzamiento y realizar un aterrizaje balístico. Es decir un aterrizaje en un angulo mucho más agudo de lo normal.
Durante el proceso la tripulación de la Soyuz MS-10 ha demostrado su preparación, manteniendo una compostura que se ha podido seguir en directo desde Youtube.
Una vez abortada la misión la nave ha aterrizado en las cercanías de Dzhezkazgan, en Kazajistán. Hacia donde se dirigieron los servicios de busqueda y rescate, quienes localizaron la nave y a su tripulación en buen estado. Desde la Agencia Espacial rusa y la NASA han querido tranquilizar a las opinión pública y las familias, con una nota donde se puede ver a ambos miembros de la tripulación recuperandose del incidente.
Un día agitado en la carrera espacial que por fortuna ha quedado en un susto, ahora toca investigar que ha sucedido para evitar que vuelva a pasar.