Desde hace años las relaciones entre las autoridades rusas y Telegram han sido como poco tensas. Los encontronazos entre ambos han alcanzado un nuevo nivel hoy con el decretamiento del bloqueo del servicio de Telegram en Rusia. Algo que no por esperado ha sido recibido con cierto asombro entre la comunidad internacional.
En el año 2013 dos jóvenes rusos, Pável Dúrov y su hermano, crearon Telegram con la idea de ofrecer un servicio de mensajería donde la estrella fuera la privacidad. Desde entonces el servicio se ha convertido en un gigante que amenaza incluso la supremacía de WhatsApp. Sin embargo su punto fuerte también le ha hecho merecedor de las críticas de muchos gobiernos, ya que estos aducen que la privacidad de los chats de Telegram son usados en muchas ocasiones con fines delictivos, incluyendo el terrorismo.
Por desgracia no podemos obviar que se ha comprobado que grupos delictivos hacen uso de este servicio de mensajería, aunque también se sabe que organismos de seguridad lo usan.
¿Privacidad, Seguridad u Otros intereses?
Hace un tiempo la legislación rusa autorizó a las autoridades a exigir a los provvedores de servicios de mensajería a desvelar, a petición de las mismas, los datos para desencriptar sus servicios y así poder acceder a datos y mensajes. Además exigia el almacenamiento en el país los datos de los usuarios rusos.
Ante el requerimiento del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) Telegram adujo que su sistema de encriptado es tal que ni ellos mismos pueden acceder a esos datos y se negó a colaborar con el organismo para facilitarle esta labor.
Ante esto las autoridades les dieron un plazo que ha cumplido y no se han dado dichas claves. Esto ha motivado que finalmente ante la petición de FSB los tribunales rusos han decidido bloquear el servicio de Telegram en tanto y cuando este no facilite las forma de desencriptar su sistema.
«La privacidad no está a la venta, y los derechos humanos no deberían verse comprometidos por temor o avaricia»
Ante esto el fundador de Telegram ha querido dejar clara su opinión y por supuesto lo ha hecho en Telegram:
El poder que tienen los gobiernos locales sobre las corporaciones de TI se basa en el dinero. En un momento dado, un gobierno puede bloquear sus acciones amenazando con bloquear las fuentes de ingresos de sus mercados y forzar a estas compañías a hacer cosas extrañas (recordar cómo el año pasado Apple trasladó los servidores de iCloud a China).
En Telegram, tenemos el lujo de no preocuparnos por las fuentes de ingresos o las ventas de anuncios. La privacidad no está a la venta, y los derechos humanos no deberían verse comprometidos por temor o avaricia.
De momento lo único cierto es que un gran número de usuarios ven comprometido el uso de Telegram en el territorio Ruso. Sin embargo esto es un solo un capítulo de lo que promete ser una serie de movimientos que habrá que ver en que acaba.