Como era de esperar el anuncio de compra de Fitbit por Google levantó las suspicacias de las autoridades de control. El temor del uso que Google haría de los datos recolectados por estos dispositivos, asi como el regreso del temor a practicas monopolistas, hizo que la Comisión Europea plantease dudas sobre este compra.
Tras haber estudiado la propuesta, finalmente la Comisión Europea ha decidido autorizar la compra de Fitbit por parte de Google, valorada en unos 1.700 millones de Euros, aunque lo hace imponiendo condiciones.
La encargada de hacer esta declaración ha sido Margrethe Vestager , encargada de la política de competencia “Podemos aprobar la adquisición propuesta de Fitbit por parte de Google porque los compromisos garantizarán que el mercado de dispositivos portátiles y el incipiente espacio de salud digital permanecerán abiertos y competitivos. Los compromisos determinarán cómo Google puede utilizar los datos recopilados con fines publicitarios, cómo se protegerá la interoperabilidad entre dispositivos portátiles de la competencia y Android y cómo los usuarios pueden continuar compartiendo datos de salud y estado físico, si así lo desean “.
Es decir que la compra se ve supeditada a que Google no haga uso de los datos recogidos por los dispositivos Fitbit para mostrar publicidad, no usar su nueva posición para poner en desventaja a otros fabricantes de dispositivos de muñeca y a tener separada la información recogida por estos dispositivos de la base de datos de Google. Sin embargo no solo eso, si no que le exigen que las API de Android no “denigren” la experiencia que ofrece a los fabricantes de dispositivos similares ni rebaje la interoperatividad
Estos compromisos tiene una duración de diez años y cumpliéndolos la compra podrá continuar adelante.