A menos que hayas pasado los últimos meses debajo de una piedra, o no seas uno de los escasos humanos con un mínimo consumo de YouTube, seguramente has estado al tanto de los múltiples problemas internos que le han afectado, una serie de acontecimientos negativos seguidos de una catarata de desaciertos, que han llevado a la plataforma a una cierta «decadencia».
El problema no es reciente, siempre ha estado de forma latente y ha ido socavando hasta este punto. Su impacto ha sido tan profundo que desde los últimos seis meses YouTube se ha convertido en su antítesis, la mismísima televisión.
Un poco de contexto
Hace algunos años, en el momento en el que los canales dejaron de ser simple contenido amateur a grandes empresas de entretenimiento con contenido profesional, surgió una queja generalizada por el desinterés de YouTube a la hora de crear una comunicación transparente con los creadores de contenido (es decir, el brazo laboral que mueve la plataforma). En ese momento se supo por mano de los youtubers que Google específicamente con YouTube es una especie de coto cerrado que hace y deshace a su antojo de forma espontanea, sin ningún tipo de aviso o advertencia. Algo que ha afectado tanto a la hora de crear contenido como a nosotros, los consumidores.
Los grandes y pequeños cambios de la plataforma se han llevado a cabo sin ningún tipo de aviso previo, algo que ha llevado a los creadores a adaptarse de forma constante y a oscuras, a base de prueba y error.
Cuando este problema salió a la luz realmente no era tan importante, porque la plataforma era un lugar libre, en el que cada creador tenía la libertad de crear su contenido y éste era regulado en tiempo real por su propia audiencia, dando mayor o menor apoyo al canal, un ambiente adecuado para el contenido personalizado, factor que llevó a YouTube al éxito.
El origen del problema actual
Aunque los problemas ya circulaban, debido a ciertas circunstancias el asunto se materializó a finales del año pasado con la publicación de las «Directrices de contenido adecuado para anunciantes», un documento en el cual se «detallaban» que tipo de contenido era apto para recibir monetización. Un documento poco específico, con solo algunas líneas de extensión, enumerando reglas de dudosa interpretación, totalmente laxas y para muchos dependientes de las conveniencias.
Esas reglas para muchos son de base contrarias a la esencia de YouTube y casi imposibles de aplicarse sin un ejercito escrupulosamente puritano que controlara de forma manual todos los vídeos, con el fin de atrapar a aquellos que hubieran pasado por un lado de esas normas con el uso de tags más «blancos» y títulos «agradables». Esta iniciativa fue llamada YouTube Heroes, y se trata de colaboradores voluntarios (usuarios que no cobran por el trabajo) con el potencial de poder flaguear y eliminar vídeos de forma masiva que no sean «adecuados» para monetizar.
Sin dudas este fue el gran punto de inflexión que sufrió la plataforma, ya que desde ese momento de forma automática, muchos YouTubers dejaron de recibir ingresos por una gran parte de sus vídeos, por normas aplicadas totalmente de forma conveniente. Ya que los objetivos de Google van en contra del contenido que se ofrece actualmente.
¿Qué contenido quiere ofrecer YouTube?
El gran crecimiento de Twitch, Netflix y Facebook como plataformas de vídeo, llevó a YouTube a plantearse el contenido que se ofrecía. Actualmente se está queriendo forzar a los usuarios a cambiar el hábito de consumir vídeos, ya que se han dejado de priorizar vídeos cortos en las tendencias, a plagar la página principal con programaciones genéricas empaquetadas en streaming de 24hs (tal como lo hace la televisión) y vídeos con duraciones de más de 10 minutos.
Muchas de las personas que ya lleven años usando sus cuentas de YouTube poco habrán notado el cambio, ya que se muestran las sugerencias en base a los vídeos vistos y a los canales suscritos. Pero si es un cambio que se ha manifestado de forma muy fuerte para aquellos usuarios nuevos, los que se pueden familiarizar más rápido con este tipo de contenido.
Cambio evidente que han notado los usuarios, es que ahora hay que activar la campana para poder recibir notificaciones de los vídeos subidos. ¿Cómo funciona? Esta maniobra le da la posibilidad al usuario de dejar de lado el contenido no apto para anunciantes al que está suscrito (gran parte de canales que existen) y descubrir nuevo contenido que si genere ingresos a la plataforma.
Esto se tradujo en tendencias «rotas» y dudosas, plagadas de vídeos de juguetes y streamings de dudoso contenido (copyright).
Y sin duda el gran detonante del problema ocurrió debido a una investigación conjunta realizada por The Times of London y The Guardian, que sacaron a la luz que algunos grupos extremistas habían obtenido beneficio económico gracias a la publicidad de Google en sus vídeos. Esta revelación hizo que un gran número de empresas dejaran de usar AdSense, por temor a ver sus publicidades relacionadas (y apoyando) este tipo de organizaciones.
Este hecho fue tan decisivo que hizo endurecer la mano de Google a tal punto de forzar de alguna forma la creación de contenido totalmente blanco, ya que actualmente son los únicos que realmente se pueden monetizar. Se ha regulado de alguna forma qué porcentaje recibe de ingresos cada canal de acuerdo al contenido que sube, independientemente del vídeo. Con una pequeña escala en donde canales de contenido blanco (juguetes, curiosidades, animaciones, etc.) reciben una monetización total, y canales de humor, deportes, tutoriales (contenido específico) recibe un porcentaje menor, y de esa forma hasta llegar a canales que directamente no reciben ingresos.
Uno de los casos que más ha tenido impacto ha sido el del youtuber Wismichu (humor vulgar) que ha mostrado los ingresos de uno de sus últimos vídeos, que con más de 2,5 millones de visitas, solo ha obtenido 20 €. Éste es uno de los miles de canales que han sido notificados por no subir contenido «adecuado».
Consecuencias
Este ha sido un proceso rápido, de cambios negativos muy profundos que ha llevado a YouTube al lugar en que se encuentra ahora. La plataforma al depender tan directamente de los anunciantes, y con un total descuido por los creadores de contenido, ha estado convirtiéndose en un canal de televisión.
Este es un problema grave al que se enfrenta, ya que los usuarios han ido avanzando en conjunto con el crecimiento de esta plataforma, y cada vez se exige una calidad superior (solo comparar el formato de los vídeos actuales a los que se hacían hace cinco años). Una calidad que conlleva toda una producción, y gastos que no se pueden afrontar sin ingresos.
Y aunque la gran mayoría están cómodos haciendo vídeos y difundiendo su trabajo, sin el pago de lo generado, muchos de estos creadores se verán afectados en los próximos meses. Muchos canales han tenido que cambiar el tipo de contenido creado, o simplemente han abandonado la plataforma porque no les genera ingresos.
Todas estas normas y actos desesperados para hacer subir sus ingresos se hicieron pasando por encima de aquellos que hicieron de YouTube el lugar que es. La plataforma no apareció por generación espontanea en Internet, es una construcción de millones de personas, en las que cada una busca un contenido acorde a lo que quiere ver y se paga al creador de acuerdo a cuanto ha generado.
Este camino a convertirse en un canal de televisión totalmente blanco y family friendly, ha llevado a una total decadencia de contenido, en donde se castiga a todo aquel creador que no cree contenido genérico. Y llevará tarde o temprano al nacimiento de una plataforma, con un formato totalmente libre on demand en la que haya libertad de expresión, factor que ha llevado a Netflix a donde está ahora mismo.
Personalmente no creo que la tendencia cambie, YouTube nunca ha demostrado un real interés por sus creadores y este es el problema de base. Realmente creo que piensan que pueden moldear Internet a sus necesidades, pero Internet tiene vida propia y siempre busca una forma de poder recobrar el orden.