cassini encelado

La búsqueda de evidencias de vida fuera de nuestro planeta es una de las tareas más complicadas que ha emprendido la humanidad, no es tan sencillo como “llamar a la puerta” de un planeta y preguntar quien hay en casa, se trata más bien de un trabajo detectivesco con un largo período de investigación en busca de pequeños indicios que nos permitan saber, no ya si hay vida en un lugar del cosmos, sino saber si hay las condiciones para ello.

Hace un par de días la NASA anunció un descubrimiento relacionado con los “mundos oceánicos” que se ha revelado como realmente esperanzador, sobre todo debido a que estamos hablando de un vecino de nuestro sistema solar.

Encélado el caldo de cultivo perfecto para la vida

La agencia norteamericana dio a conocer que la sonda Cassini ha encontrado pruebas de posible actividad hidrotermal en Encélado, una de las lunas de Saturno. Esta luna, a pesar de tener un diámetro de solo 504 Km, es conocida por contar con un océano global protegido por una gruesa capa de hielo, pero sobre todo lo es por los géíseres de su polo sur que hacían pensar en una posible actividad geológica en su interior.

La sonda Casssini fue enviada en 1997 con la misión de estudiar Saturno y sus diferentes lunas; en el año 2006 descubrió los géiseres de Encélado causando el estupor entre la sociedad científica. En el año 2015 pasó mucho más cerca de dicha luna y pudo estudiar con más precisión estos penachos de vapor. Del análisis de estos datos, se ha revelado que existe presencia de hidrógeno molecular, hasta 200 kg por segundo de este gas.

Este hecho es importante porqué el hidrógeno molecular en la tierra se ha detectado proveniente de las reacciones hidrotermales entre rocas a altas temperaturas y el agua que las rodea, lo que confirmaría la presencia de esta actividad hidrotermal en esta luna.

Encelado

¿Qué tiene esto que ver con indicios de vida?

En el estudio de los vapores de los penachos de Encélado se encontraron trazas de dióxido de carbono y metano, por lo que si juntamos todo lo que sabemos nos encontramos que tenemos un entorno que contiene agua, una fuente de energía y los ingredientes químicos adecuados para poder albergar vida.

En la tierra existen entornos similares en composición que albergan microorganismos, e ahí la importancia del hallazgo. Esto no significa que nos vayamos a encontrar con bancos de peces en el mar de Encélado, pero sí que se dan condiciones prometedoras para algún tipo de vida.

La vida tal y como la conocemos depende de tres factores principales: el agua líquida; una fuente de energía para el metabolismo; y los ingredientes químicos adecuados, principalmente carbono, hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, fósforo y azufre. Con este hallazgo, Cassini ha demostrado que Encélado tiene casi todos los ingredientes para la habitabilidad. Cassini aún no ha mostrado que el fósforo y azufre están presentes en su océano, pero los científicos sospechan que están, ya que el núcleo rocoso de Encélado se cree que es químicamente similar a meteoritos que contienen los dos elementos.

Como afirma Linda Spilker, científica del proyecto Cassini en el Jet Propulsion Laboratory (JPL) en Pasadena, California: “La confirmación de que existe energía química para la vida en el océano de una pequeña luna de Saturno es un hito importante en nuestra búsqueda de mundos habitables más allá de la Tierra“.

Mientras que Hunter Waite, autor principal del estudio Cassini, prefiere una comparativa más cercana: “Aunque no podemos detectar vida, hemos encontrado que allí hay una fuente de alimento para ello. Sería como una tienda de dulces para microbios.

Europa en el punto de mira

Todo esto son indicios, muy prometedores, pero indicios al fin y al cabo. Lo mejor de todo es que no parece ser la única en nuestro sistema solar ya que la NASA ha puesto su mira en Europa, una de las lunas de Júpiter, donde también se han detectado estos géiseres en los años 2014 y 2016 con el Hubble, que coinciden en su posición con zonas más calientes halladas en los mapas térmicos proporcionados por la sonda Galileo.

“Los penachos de Encélado están asociados con regiones más calientes, así que después de que el Hubble fotografiara una característica similar en Europa, nos fijamos en esa ubicación en el mapa térmico de Galileo. Descubrimos que el penacho de Europa está asentado en una anomalía térmica”, comenta William Sparks del Instituto de Ciencias Telescópicas Espaciales de Baltimore, Maryland, quien llevó a cabo los estudios del penacho del Hubble en 2014 y 2016.

Este tipo de anomalías térmicas podrían estar vinculadas con los penachos y podrían indicar que hay agua caliente debajo de la corteza de hielo que la esté calentando, aunque también podría indicar que el agua expulsada por el penacho cayera sobre la superficie como una niebla fina, provocando un cambio de la estructura de la superficie que le permitiera retener el calor más tiempo que el paisaje circundante. Los científicos siguen estudiando Europa, aprovechando su paso por delante de Júpiter, para estudiar mejor estos penachos y cuándo aparecen.

En el año 2020 tienen previsto el lanzamiento de la misión Europa Clipper, la cual realizará un estudio más en detalle de esta luna de Júpiter, esperando poder desvelar más detalles de estos penachos, su periodicidad y composición.

Puede que no hayamos conseguido hacer una foto de ningún hombrecito verde saludándonos desde otro mundo, pero si tenemos estos indicios en “nuestro barrio”, ¿Qué puede haber en la inmensidad del cosmos?

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Sobre El Autor
Pedro A.
Editor Jefe, enamorado de mi familia y de la tecnología en cualquiera de sus formas, aficionado a la Sci-Fi y a mirar al cielo nocturno. Tratando de vivir la vida sin remordimientos.