Antes de lanzar el Samsung Galaxy Z Fold7 como su terminal fino, los coreanos fueron hicieron un test previo, lanzado el Samsung Galaxy S25 Edge, el que hasta ese momento era el terminal más fino de la marca y que durante meses nos tuvo a la expectativa de ver como sería el resultado.
Anticipándose al lanzamiento del Samsung Galaxy Z Fold7 como su terminal fino, los coreanos hicieron un test previo lanzado el Samsung Galaxy S25 Edge, el que hasta ese momento era el terminal más fino de la marca y que durante meses nos tuvo a la expectativa de ver como sería el resultado. Con este modelo, la compañía se adentraba en un nuevo terreno, con un diseño que debía conjuntar un cuerpo con un grosor mínimo, pero que debía mantener el rendimiento que se esperaba de la gama alta de Samsung. La pregunta era saber si lo habrían conseguido, algo que hemos tratado de averiguar en las últimas semanas.
Samsung Galaxy S25 Edge, especificaciones: |
Diseño Dimensiones: 158.2 x 75.6 x 5.8 mm Peso: 163 gramos Colores disponibles: Titanio Plata, Titanio Negro intenso y Titanio Azul |
Software Sistema Operativo: Android 15 Capa de personalización: One UI 7 Siete años de actualizaciones |
Pantalla Dynamic AMOLED 2X de 6.7 pulgadas Resolución: 3120 x 1440 (Quad HD+) Tasa de refresco de 120 Hz |
Procesador Qualcomm Snapdragon 8 Elite for Galaxy Adreno 830 |
Memoria RAM 12 GB |
Almacenamiento 256 GB / 512 GB |
Cámaras traseras 200.0 MP F1.7 OIS Gran angular 12 MP F2.2 con FoV de 120º |
Cámara frontal 12 MP F2.2 con FoV de 80º |
Batería 3.900 mAh Carga rápida de 25W Carga inalámbrica de 15W Qi2 |
Conectividad Wi-Fi 7 Bluetooth v5.4 NFC UWB |
Otros detalles IP68 Lector de huellas ultrasónico bajo pantalla |
Precio a partir de 1.259 € |
Diseño ultrafino con cuerpo de titanio
Con el Samsung Galaxy S25 Edge los coreanos pretendían dejar claro que si se lo proponen pueden crear terminales tan, o más finos que la competencia. Además, seguramente también le habrá servido de banco de pruebas para el desarrollo de nuevos dispositivos como el ya mencionado Galaxy Z Fold7.
Un cuerpo con un grosor de solo 5.8 mm y un peso de solo 163 gramos se conjuntan con un cuerpo que ha mezclado el titanio en su marco con el uso de Corning Gorilla Glass Ceramic 2. El resultado es un dispositivo que ya de entrada resulta extremadamente atractivo. Se ve premium y se siente como tal, y es que el titanio no solo aporta resistencia y bajo peso, sino que a la vista lo hace realmente bonito.
En lo que a medidas se refiere, 158.2 mm de altura y 75.6 mm de ancho hacen que luzca casi como un calco del Galaxy S25+. Solo es al ponerle las manos encima y ver su poco grosor es cuando compruebas la diferencia. Esto tiene sus puntos buenos, pero también sus pegas.
El aspecto de la ergonomía deja sensaciones encontradas, ya que su peso y finura hacen que sea muy agradable, de los más comodos que he probado diría yo, al tiempo que en la mano se nota muy resistente. Sin embargo, a la hora de manejarlo con una mano la colocación de los botones se ve algo elevada para mi gusto, lo que hace que en el uso tengamos que esforzarnos por alcanzarlos. Esto en más de una ocasión ha dado como resultado el tener la impresión de que se nos va a resbalar, y que tal vez hubiera sido mejor bajar un poco la colocación de estos.

En la parte inferior se ha colocado la bandeja se la SIM junto con un altavoz y el puerto UBC tipo C, el cual es una excelente referencia visual para que nos hagamos una idea del minimo grosor de este terminal. Apenas hay espacio sobrante en el marco, pero ni con esas tenemos la sensación de fragilidad, más bien al contrario. Asombra la sensación de robustez que ofrece.
Aunque con un acabado de cristal protegido por Gorilla Glass Victus 2, la trasera del Samsung Galaxy S25 Edge parece metalizada, resaltando sobre ella el modulo de cámara en formato vertical. Aquí no hay efectos ni texturas, nada mas que una superficie lisa que nos da la sensación de encontrarnos frente a un bloque de aluminio, aunque al acercarnos podemos vr a la perfección la zona de los marcos.
Pantalla de gama alta, como no podía ser menos
En el Samsung Galaxy S25 Edge la compañía ha querido ofrecer un terminal que rezume un diseño de gama alta, algo que pasa por contar con una pantalla a la altura. En este caso tenemos un panel Dynamic AMOLED 2X de 6.7 pulgadas con resolución QHD+ de 3.120 x 1.440 píxeles. Este panel cuenta con una tasa de refresco de 120 Hz, con 2.600 nits de brillo y que viene protegido por una capa Corning Gorilla Glass Ceramic 2.
La pantalla es una de las grandes satisfacciones que nos da el Samsung Galaxy S25 Edge, con unos colores vivos y unos negros profundos, donde donde destaca la calidad y nitidez de la imagen. Eso sí, como suele ser habitual la resolución QHD+ hay que activarla, ya que por defecto Samsung no la activa para ahorrar en el consumo.
En general es una excelente pantalla, aunque no perfecta. Con un nivel de brillo muy aceptable para su uso en exteriores, sufre más de lo deseable con los reflejos, lo que puede hacer que en ocasiones estos se vean más presentes de lo que esperamos en un terminal de esta gama. Aún así, la verdad es que por norma la experiencia es realmente buena y da gusto disfrutar de contenido en esta pantallla.

Como siempre, la experienncia con esta pantalla es configurable en algunos aspectos, pudiendo cambiar la resolución a un formato más o menos exigente con la batería, escoger una tasa de refresco adaptativa o una fija o seleccionar el modo de pantalla entre intenso y normal en función de lo saturados que nos gusten los colores.



Menos espacio para hardware premium
Una de las grandes dudas que presentaba el poco grosor del Samsung Galaxy S25 Edge era saber como afectaría esto a su rendimiento. Saber si Samsung lograría meter un hardware a la altura de sus hermanos de serie. La respuesta corta es sí, pero con alguna salvedad.
Para empezar tenemos el mismo procesador premium que el resto de la serie, con un Snapdragon 8 Elite For Galaxy, una versión vitaminada del procesador de Qualcomm que ha sido desarrollado para potenciar las capacidades del dispositivo, sobre todo en el aspecto de inteligencia artificial. Junto a este procesador de 8 núcleos nos encontramos con una RAM de 12 GB y versiones de almacenamiento que podremos escoger entre 256 GB y 512 GB.
Donde el espacio disponible si ha pasado factura es en el aspecto de la batería, de la cual hablaremos más adelante, y al parecer también en el espacio para la refrigeración y es que su cámara de vapor personalizada en más de una ocasión se ha visto sobrepasada, llevando a que el terminal se note caliente en la mano.
Parece que Samsung ha logrado una disipación del calor que no pasa del «correcto», ofreciendo un buen rendimiento en el uso cotidiano, pero siendo incapaz de hacerlo cuando le exigimos. En estos momento es perfectamente apreciable como la temperatura sube de forma notable.
En lo que a rendimiento bruto se refiere, el PCMark hemos obtenido un valor de 19.416 puntos, mientras que con Benchmark 6 alcanzamos valores de 2.492 puntos en un solo núcleo y de 5.456 puntos en multinúcleos. Es decir cifras acorde a lo que esperamos de un terminal con este procesador y potencia.


Batería, autonomía y carga
Con una batería con una capacidad de solo 3.900 mAh, las espectativas no eran muy altas en lo que a autonomía se refiere. Aquí es donde el contar con un terminal tan fino ha pasado factura y es que, en alguno lado tenía que notarse.
Un procesador exigente y una pantalla que a su máximo rendimiento se hace notar en el consumo, son motivos que hacen que nos sea casi imposible llegar al fin del día con una sola carga. A día de hoy, cuando las marcas ya están compitiendo por terminales de gama alta que «al menos» peleen por llegar a los dos días de autonomía, tener que controlarte para llegar al fin de día es algo que se nos antoja como una gran desventaja de este termnal.
Si esperabas que al menos su escasa batería se compensara con un verdadero sistema de carga rápida, lo siento pero no. Un sistema de carga que se limita a los 25W, una vez más se antoja escaso para un terminal de esta gama. Samsung debería haber tratado de equilibrar la balanza metiendo un verdadero sistema de carga rápido y no limitarse a mantener una potencia de carga que cada vez se ve más escasa. A día de hoy, tener que esperar mas de media hora para tener un 50% de la batería es algo que no esperas ni en un gama media.



Una apuesta clara «Todo a Galaxy AI»
Como si de una apuesta se tratara, Samsung se lo juega todo a Galaxy AI, su sistema de inteligencia artificial que, como no, va de la mano de Google. El Samsung Galaxy S25 Edge nos llega con Android 15 funcionando tras One UI 7, pero sobre todo apoyandose en las capacidades que le aporta Galaxy AI.
Al igual que vimos en el Galaxy Z Fold7, es complicado ver un aspecto del uso donde de una u otra forma no este presente la inteligencia artificial, y es que Samsung es sin duda de las empresas que más decididamente ha apostado por esta tecnología.
Mientras que en muchos capas la inteligencia artificial es algo que debemos buscar para usarla, en One UI 7 es algo casi omnipresente. Desde la Now Bar con sus accesos personalizados hasta el nuevo sistema de recomendaciones personalizadas con Now Brief, pasando por una profunda integración en su navegador. La IA está ahí para servirnos de muletilla para todo. Además, Gemini también tiene su espacio, por lo que al tiempo te das cuenta que estas usando la IA en cada paso de tu experiencia de uso.
Galaxy AI cuenta con un asistente de llamadas que nos permite realizar traducciones en tiempo real y un interprete que es capaz de traducir conversaciones o mensajes recibidos. Además cuenta con la posibilidad de realizar resumenes de una web que estemos visitando o de traducirla si está en otro idioma. También nos ayuda a escribir correos e incluso es capaz de mejorar nuestras fotografías y grabaciones, llegando al punto de que es capaz de eliminar el audio molesto en las grabaciones de vídeo.
Lo cierto es que Samsung es posiblemente de las que mejor han integrado el uso de la IA, de forma que de una manera menos intrusiva, siempre está presente para ayudarnos. En este sentido, un aplauso para la compañía.












Cámaras y fotografía
Para el Samsung Galaxy S25 Edge la marca coreana ha metido en su trasera un sistema de doble cámara que deja todo el peso en su lente principal. Tenemos un gran angular con sensor de 200 megapíxeles con sistema de estabilización óptica y una apertura f/1.7. Este sensor usa el recorte para prometer ofrecer un «zoom óptico« de 2x, a partir del cual todo pasará por el aumento digital puro y duro.
Acompañando al sensor principal encontramos un sensor ultra gran angular de 12 megapíxeles, el cual cuenta con una apertura f/2.2 y un campo de visión de 120º. Este sensor también es el encargado de las fotos macro.
En la parte frontal tenemos un orificio en la pantalla que esconde un sensor de 12 megapíxeles, con una apertura f/2.2 y un campo de visión de 80º con el que podemos hacernos selfies grupales.
En cuanto a la aplicación, esta sigue siendo la habitual que tenemos en todos los dispositivos Samsung, con un carrusel inferior con los modos más usado y un acceso «más» para el resto. Sobre este carrusel tenemos el disparador, un acceso a la última fotografía y un botón para activar la lente principal. A su vez sobre esto tenemos el acceso a los modos gran angular y zoom, además de la configuración, la cual se completa con una serie de iconos en la parte superior de la pantalla.
Con la lente principal los resultados son correctos, pero no lo que esperábamos de un S25. Si bien los colores y el trato de los blancos es muy correcto, hay una evidente carencia de detalle y nitidez. Es facil encontrarte con fotografías que pierden definición y donde los detalles se perciben borrosos incluso en fotografías que de inicio deberían ser sencillas. Dado el sensor que tiene, lo único que se me ocurre es un procesado demasiado agresivo.
Aunque a primera vista llas fotografías son llamativas, lo cierto es que los resultados finales no están a la altura de lo que esperamos de un terminal que se las precia de ser premium. Aquí un gran sensor demuestra que el tamaño no siempre importa.








El sensor principal saca las imagenes por defecto en formato de 12 MP, pero podemos escoger hacerlo a 50 MP, 200 MP y en formato RAW (DNG). Lo cierto es que este último ofrece algo más de definición, pero a costa de un blanqueamiento de los colores. Por lo que tampoco de antoja como una buena alternativa, además del gran peso de las imágenes.

Cuando cae la noche los resultados mantienen la misma dinámica del día en lo que a detalle y definición, aunque a su favor logra que no haya excesiva presencia de ruido y refleja los colores de una forma correcta.




Curiosamente el zoom promtdo por Samsung es bastante cumplidor si nos atenemos a sus 2 aumentos. Se aprecia el uso del sensor principal en la casi identica interpretación de colores y rando dinámico, logrando unos resultados muy aceptables dado que no es un sensor teleobjetivo, pero que a pesar de todo no se libra de los mismos defectos de falta de definición.



En este caso el ultra gran angular sale mejor parado de lo esperado, posiblemente por que la comparativa con el sensor principal no se ve tan diferenciada. Tenemos una buena interpretación de los colores, sin apreciarse deformaciónes en las esquinas y con una definición que podemos calificar como correcta dado su sensor.



En lo que a retratos se refiere, el Samsung Galaxy S25 Edge nota la ausencia de un sensor sobre el que apoyarse para calcular la profundidad, logrando un recorte cumplidor con un desenfoque variable que permite desde un bokeh muy ligero a un efecto bastante agresivo.


Galería:

Conclusiones
El Samsung Galaxy S25 Edge es un teléfno que conquista a primera vista. Con un diseño «metalizado» y estremadamente fino, es raro dar con alguien que no opine que es precioso. Además, en la mano se siente tan fino y ligero como resietente, dando la impresión de que en lo que a diseño se refiere, Samsung ha dado en la diana. Sin embargo no solo la belleza importa en un smartphone, sino que es en el día a día, en el rendimiento y la experiencia donde debe responder. Precisamente donde deja más dudas.
Empecemos por los puntos buenos y es que los tiene y muchos. Si bien su pantalla no es perfecta, si es uno de los apartados que más me han gustado por calidad y rendimiento. Jugar o ver una película en este dispositivo es una gozada visual.
Por otro lado tenemos un sistema operativo que realmente se merece el apelativo de inteligente, no solo por la ayuda de Google y Gemini, sino por lo bien implementado que están las funciones en el sistema. Están siempre que los necesitas, pero sin que se perciba como intrusiva o molestas. Es como un buen mayordomo, está cuando lo necesitas, pero invisible cuando no.
Para lo último hemos dejado el diseño, y es que aquí solo hay detalles a mejorar, como la colocación de los botones, pero es que el resto es simplemente una oda al diseño y al estilo. Pocos terminales vas a ver que desde un inicio te den mejor impresión y esa sensación de dispositivo premium que derrocha el Galaxy S25 Edge.
En la parte negativa tenemos una batería que se hace escasa, muy escasa para un terminal de esta categoría, además de que no se compensa con un buen sistema de carga rápida. El ser tan fino le ha pasado factura, al igual que lo ha hecho con un sistema de refrigeración que no es capaz de disipar la temperatura en momento de alta exigencia. Por último, en la parte negativa tenemos un conjunto de cámaras que, sinceramente, no está a la altura.

El resumen es que Samsung ha usado el Galaxy S25 Edge como una especie de laboratorio de pruebas, una forma de ofrecer un diseño premium y prepararse para adoptar un formato más fino, pero cayendo en algunos errores que debe solucionar.
Sin duda el principal problema de este dispositivo son sus hermanos de la serie Galaxy S25 y es que, en mi opinión, el único motivo de escoger el S25 Edge es su diseño. Aquí ya queda en manos de cada uno valorar si es suficiente o no.



